miércoles, 28 de marzo de 2018

Confesión de piedra


Como es de esperarse, en Puebla existen multitud de leyendas protagonizadas por curas o monjas; algunas son la misma leyenda con algunas variaciones y casi siempre los religiosos son víctimas de algo o alguien que les procura algún perjuicio, engaño o robo. La historia me la contó Francisco Jiménez.

Esta es una historia sobre el bulevar 5 de mayo, por el barrio de Analco, donde hay una cruz de piedra cerca de un parque y trata de la historia de un sacerdote que, a finales de 1700, muy tarde en la noche, en el momento en que llegaba a su parroquia, una persona lo abordó solicitándole escuchar una confesión.

-       Padre, quiero confesarme
-       Claro que sí, hijo, con todo gusto –le dijo el sacerdote–.
-       Quiero confesarme –repitió el hombre–.
-       Vamos a la parroquia.

Pero esta persona le dijo que no, que tenía que ser ahí, en la calle.
-       Yo no puedo entrar al templo, señor cura, he cometido muchos errores y muchos pecados.
Entonces, ante la insistencia de esa persona, el sacerdote accede a confesarlo en la calle; el hombre había sido de todo: ladrón, asesino y muchísimas cosas, por eso no podía entrar a la iglesia. Cuando termina la confesión, el cura lo absuelve y el individuo afirma tener que pagar una penitencia.

-       Prometí poner una cruz de piedra, pero no puedo hacerlo personalmente por ciertas circunstancias, ¿me haría usted favor de hacer esto, de mandar poner una cruz de piedra en señal de que sí ocurrió esta confesión?
-        Claro, con todo gusto, hijo, –respondió el sacerdote– pero ¿por qué una cruz de piedra si has sido absuelto de tus pecados?
Pero en ese momento la persona desaparece.

Entonces el religioso comprende que estuvo con un alma en pena que lo que buscaba era expiar sus pecados. Y así es como me la narraron, creo que hay algunas variantes de esta leyenda, pero la leyenda es básicamente esa, y se refiere a una cruz de piedra que está en Analco. Una que está incrustada en una pared cerca del Puente de Ovando y otra cruz de piedra en el parque de Analco, se trata de una de ellas. Son leyendas hermosas que se graban en los pensamientos de las personas. Las leyendas se repiten, a veces de ciudad en ciudad, pero son muy ilustrativas.

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