jueves, 31 de diciembre de 2009

Un año de mitos


Ante un carácter impertinente como el mío, el ejercicio de este blog ha sido una intensa lucha de contención, de represión cotidiana a un impulso que casi me obliga a decir más de lo necesario, más de lo conveniente. Y la lucha contra esa conveniencia ha sido el detonador de las entregas, sus posibles virtudes y sus evidentes defectos, que son los míos, en un difícil año que felizmente termina. Hasta nunca 2009.

Creo que el blog está cortado a la medida de los tiempos. Los desconocidos del mundo también necesitamos gritar nuestra existencia y sobarnos el alma (que es el ego) de vez en cuando, y en esto el blog llegó a mi vida que ni mandado a hacer. Ante todo me produce satisfacción, me obliga a una actitud, como que me determina a una acción necesariamente social. Medir eso en la escala del éxito es innecesario. El blog libera al espíritu humano y ejerce ante todo una satisfacción interna que no importa si tiene éxito o no. O mejor, ese es su éxito, desde que irrumpió en las posibilidades de los escritores contemporáneos; una válvula de escape, canales de publicación individual que ha dado rienda suelta a toda clase de perspectivas, de necesidades sociales, de exhibición, sí, de almas modernas que se estaban derramando de ansia y de represión.

Antes del blog, publicar en México era un ejercicio de equilibrismo social, de posibilidades económicas, de identidad política. El éxito de un escritor menor como este autor consistía en saber reunir los hilos y componendas que bordan alrededor de las publicaciones. Desgastantes y humillantes trámites que muchos años después hacían posible ver publicados los modestos libros con aún más modestas ediciones de 500 o de mil ejemplares. Mitos sin sustancia tiene éxito por el simple hecho de agregase a ese destape que evade toda clase de trámites y componendas, al participar en esta primera década de una nueva era en la divulgación de la literatura, de las especialidades patidifusas que procrean millones de blogueros diseminados a escala global. Por eso, al hablar estrictamente de números, el blog es otra cosa.

Agradezco a todos los que me estimularon a continuar el blog. Eva, mi madrina y musa bloguera, fue quien más esfuerzo hizo por mantener viva mi llama, endeble al principio; mi querido Tono intervino también, y más esporádicamente otros queridos como Marta, Agenor, Julio, Christian, Malú, Luz. Estos últimos tres, junto a José Luis y Pancho, me hicieron el favor de inscribirse como seguidores. Muchas gracias a todos ustedes, así como a un par de anónimos que también participaron, entre los que se cuenta la sorpresiva respuesta de Jorge G. Castañeda, quien me dio una lección de humildad y responsabilidad, ilustrándome que la impunidad existe lo mismo de arriba para abajo (poderosos contra jodidos), como de abajo para arriba. Mi opinión sobre él, como político, por desgracia, no cambió apenas.

Gracias a todos, así como a otra decena de amigos y amigas que también sé que cayeron de vez en cuando en mis mitos, que no creyeron en ninguno, que no se los tomaron demasiado a pecho, como debe de ser.

Basho:

“Silencio, agua dormida
De pronto
Salta un sapo”.

¡Feliz año nuevo!

martes, 29 de diciembre de 2009

60 años panchificados


Un día como hoy de 1949, en el famoso centro nocturno de la ciudad de México El Patio, se presenta el debut de un trío mexicano proveniente de los Estados Unidos: Los Panchos, llamado así por la entonces reciente película de Walt Disney: Los Tres Compadres, donde el mexicano representado por un personaje llamado Pancho Pistolas inspiró a estos músicos que buscaban nombre: Los Panchos.

Los Panchos llegan a México en medio de una efervescencia musical y cultural sin parangón. Plena posguerra, el rock se germinaba en los Estados Unidos, Los Churumbeles de España imponían su música en el gusto popular; José Alfredo Jiménez y el cine nacional configuraban nuevas celebridades entre los mexicanos.

En esta fría noche de El Patio en 1949, los Panchos inician su larguísima vida como una ola que reinventaría un género musical de larga descendencia. Los tríos nacieron uno tras otro desde entonces, la música mexicana se había panchificado.



lunes, 28 de diciembre de 2009

Mor


Mentiría su dijera que nuestro matrimonio de veintitantos años es modelo de nada. No, no es modelo. Es más, se trata de un matrimonio con problemas de diversa índole, como la inmensa mayoría. Y seguramente como la mayoría habremos pensado ambos en qué hubiera pasado de si en vez de mi hubiera sido aquél otro; o en vez de ti, hubiera sido aquella otra joven. Veintitrés años después esas nostalgias carecen de sustento y, en realidad, de sentido. Aquí nos ves, juntos, muy juntos, amando a nuestras hijas ya grandes, a nuestros amigos y amigas, ya viejos, o en vías de serlo. Disfrutando las pequeñas cosas que nos permite esta crisis perenne, sufriendo solidariamente nuestras deudas, recibiendo los dones que el cariño (a veces inmerecido) de los seres que venturosamente están en nuestro entorno. ¿Por qué nos quieren tanto? ¿por qué nos protegen, empezando por nuestros hermanos, seguidos por nuestras amigas y amigos, nuestros vecinos, nuestra dentista, nuestro mecánico? Mi primera conclusión, contundente, es que no he sido yo la causa de tanto cariño y solidaridad. Mi segunda conclusión es que has sido tú, transparente en esa personalidad algo infantil que convoca al abrazo y la protección, porque eres un ser de pocas palabras pero evidentemente de larga humanidad; un ser escrito en criptogramas que llevo veintitantos años leyendo sin acabar de descifrar. Eres como tus figuras incorpóreas de barro: uno y más rostros con líneas de narices que se deslizan como iceberg y bocas que bailan en una superficie húmeda y calcárea como rocas de cañones que antes fueron cursos de enormes caudales de agua; pequeñas ceras pétreas con rostros humanos extrañamente amables y concordantes. Es mi mejor definición al atisbar este día un fragmento de tu interior artístico, que es el de una artista funcionando a través de posturas que rompen cánones y crean nuevas formas de percepción. Pues siendo un ama de casa más bien convencional, escondes en tu biografía el perfil más tradicional que la historia nos ha enseñado sobre los verdaderos artistas. Eres tozuda y absolutamente personal. Y aunque no has llegado a cortarte ninguna oreja, eres capaz de pasarte una noche en vela imaginando un matiz o una forma que se te ha metido en la cabeza realizar. Puede apreciarse mi entusiasmo al leerte pero también mi intacta confusión, porque después de veintitantos años te sigo descubriendo, descifrando, en espera de acabar de entenderte alguna vez.

Mor: disfruta del último año de la última década de tu juventud, feliz cumpleaños, trataremos de agasajarte de la manera más ruidosa y amorosa que nuestra capacidad nos de. Recibe un beso subjetivo, pues el objetivo espero dártelo yo mismo.



viernes, 25 de diciembre de 2009

Objetividad desvanecida


Como recordarás nuestro patio funciona como sala de parto y cunero de colibríes. Este año tuvimos al menos tres camadas, pero una desorientada pajarita, breve como una moneda de diez pesos, llegó a principios de diciembre a hacer sus medidas y sus cálculos ¡justo afuera de nuestra puerta principal! Bueno, procuramos usar la puerta de la cocina para no perturbar sus actividades y en muy pocos días terminó su nidito, típico, en forma de cono, donde ni tarda ni perezosa puso dos huevitos pequeños como las confituras (de huevito, obviamente). Pasaron los días y estuvimos viendo a la pajarita empollando a todas horas sus huevitos.

El día de ayer, como a las 6 de la tarde, el primer colibricito salió de su huevo. Es tan pequeño y frágil como el propio huevito, pelón, bastante feito, pero se ve sano y con mucho frío. Por supuesto le pusimos Jesús, pues atinarle a la fecha no es sencillo. El segundo pajarito nació unas horas después, ya no pudimos registrar la hora, pero es igual de feo que su hermanito y por el momento aún se ven pequeños en el fondo del nido. Le pusimos Brian, en honor de Monty Pitton (espero que se escriba así), el grupo de comediantes ingleses que hicieron aquella inolvidable película sobre un vecinito de Jesús, en Nazareth.

Renuentes a creer en los milagros, los habitantes de la casa sólo esperamos que el frío invernal no actúe como Herodes, que Jesús y Brian crezcan sanos y fuertes y sean unos colibríes de provecho, llevando y trayendo el polen de una flor a otra, alegrando con su canto y su gracioso vuelo nuestras vidas. No creemos que ninguno de los dos llegue ni siquiera a Espíritu Santo, pues en primer lugar el espíritu santo es una paloma (pues un colibrí no se vería en los retratos de la trinidad), en esta tierra no nacen santos ni mucho menos dioses y todo fue una coincidencia. Claro que la aureolita que corona la cabeza de Jesús es una cosa extraña que tú, querida científica, podrás descifrar con objetividad.
Pero si en los primeros días de enero obtengo el trabajo que he estado buscando por dos años, tal vez entonces comencemos a coquetear con la idea del milagro. Porque obtener un trabajo en este país, por estas fechas, es un verdadero milagro, no importa lo bien preparado que estés o el número de humillaciones que hayas efectuado.


jueves, 24 de diciembre de 2009

La decisión de Guajosophe


En el centro del Gallinero.

GUAJILLO:

Bueno, don Pavón, ya llegó el camión. Ahí nos estamos viendo, yo ya me voy derechito al horno crematorio.

DON PAVÓN:

Guajillo, eres un guajolote valiente y estoy muy orgulloso de ti.

GUAJILLO:

Sepa que usted es un guajolote de los buenos, don Pavón. Un padre para todos. Y que me llevo un gran recuerdo de usted.

DON PAVÓN:

Lo mismo digo, Guajillo.

GUAJILLO:

Mañana en la noche, cuando esté servido en un platón muy elegante, yo ya no voy a estar pensando, pero igual me voy a acordar de usted, don Pavón. ¿Qué es lo que pasa allá?

DON PAVÓN:

Pues qué va a pasar, es Lupita, Guajillo. Llegó el momento de separarla de sus críos.

GUAJILLO:

Que dramático, don Pavón.

DON PAVÓN:

Así es, así es. Tratemos de ayudar a tranquilizarla.

Junto al camión del súper.

GUAJALUPITA:

No, no, por favor. No me separen de ellos. Son muy pequeños y necesitan a su madre. No me jale el ala, desdichado, suélteme.

DON PAVÓN:

Ánimo, Lupita, yo cuidaré a tus pollitos.

GUAJALUPITA:

Don Pavón, don Pavón, no deje que me lleven, don Pavón. Quiero a mis hijos, los amo, no deje que me lleven.

DON PAVÓN:

Nada puede hacerse, hija mía, sé valiente y confía en que cuidaremos a tus hijitos.

GUAJALUPITA:

Nadie los podrá cuidar como yo, don Pavón; nadie puede querer como una madre.

DON PAVÓN:

Eso lo sabemos, Lupita. Pero igual los cuidaremos bien.

GUAJALUPITA:

Yo los amo con todo mi corazón; ellos me necesitan. No me lleven, no me lleven…

DON PAVÓN:

Vete en paz, Lupita, vete sin miedo, hija.

GUAJALUPITA:

Cuídelos, don Pavón. Cuide que los grandes dejen tortilla remojada a los pequeños, que no peleen. Quiéralos, quiéralos mucho, don Pavón.

DON PAVÓN:

Lo haré, lo haré, preciosa, que te vaya bien. Te adornarán muy bonito para la noche de Navidad, siéntete orgullosa, sé valiente.

GUAJILLO:

Bueno, pues ahora sí, este arroz ya se coció. No se mueva de aquí, mi viejito, ni haga nada sospechoso. Nomás fíjese lo que voy a hacer.

DON PAVÓN:

Guajillo, eres un guajolote responsable y sensato ¿qué pretendes?

GUAJILLO:

Pues voy a probar a ver si son tan buenos estos humanos. ¡Ey, tú, alcánzame si puedes, güey!

DON PAVÓN:

¡Guajillo, no…!

(Por fin, el final de tu blogonovela. Se supone…)



Don Pavón al horno


Hoy es la culminación de todas las fiestas previas a la navidad, el evento que todo mundo ha estado esperando y que distintas generaciones de mujeres han preparado con esmero, el banquete de especialidades, la fiesta mayor: la Cena de Navidad.

México en un país donde la comida tiene un lugar privilegiado en la fiesta. Y Puebla, ya se sabe, destaca por la variedad y calidad de sus platillos tradicionales, a los que pone una atención desmesurada.

Para Navidad, de acuerdo al presupuesto familiar, se hacen manjares de diversos tipos y sabores infinitos. Mucha de esta comida no se prepara en otra fecha, es especial para la Navidad. El pavo o guajolote y su inconfesable mole, acompañado de arroz; el bacalao, nadando en salsa de jitomate y gratamente acompañado de sus ingredientes tradicionales: chícharos, zanahoria, aceitunas, papa cambray, cebolla y chiles jalapeños. Pastas diversas, carne mechada, tamales y el sabor único del ponche navideño, con sus tejocotes, cañitas, guayabas, ciruelas, pasas y canela hervidos en agua con piloncillo.

En Navidad no pueden faltar los Romeritos, una fiesta de sabor campirano de la capital de Puebla, que hoy representan sus juntas auxiliares. Los Romeritos son una combinación de chiles anchos, mulatos y pasilla, que les dan su sabor inconfundible; pasas, almendras, cacahuates y clavos de olor le dan su carácter de manjar. Los Romeritos también se comen como salsita vertida sobre tortitas de camarón seco, empanizadas y crujientes, que se acompañan con papas, cebollitas cambray, nopales y tequesquites.

Y qué decir de la ensalada de Nochebuena, una combinación extravagante de mandarina, naranja, lima, manzana y betabel, con jícama y cacahuate, decorada con nueces picadas y humedecidas en jarabe de caña.

Por desgracia, no todos los poblanos tendremos esa abundancia de placeres en nuestras mesas; antes bien, unos pocos apenas lo harán. La mayoría de los productos tradicionales llegan a este atribulado diciembre a precios prohibitivos. Sólo pude tocar las nueces que por muchos años degustamos en estas fechas, porque su precio es sencillamente una mentada de madre: 325 pesos el kilo. Etcétera. Nosotros elegimos un raquítico guajolote queretano en el que Malú hará un despliegue de sus artes culinarias para llegar a la noche de hoy, con una fiesta más, laica pero tradicional, con motivo de la Navidad. Feliz Navidad, pues.



miércoles, 23 de diciembre de 2009

Cuando la cena nos alcance


En el Palacio Guajopresidencial.

GUAJÓMEZ MONT:

Guajalderón, hoy es el gran día.

GUAJALDERÓN:

¿Por qué? ¿Estamos salvados?

GUAJÓMEZ MONT:

No, Guajalderón, este día es la recolección masiva de guajolotes de la Granja, para la cena de Navidad, y como siempre empiezan por los más grandotes y gordos, hay quienes tomamos algunas precauciones.

GUAJALDERÓN:

Es cierto, ¿qué te hiciste, Guajómez Mont? Te veo más delgado.

GUAJÓMEZ MONT:

Ojalá no sea demasiado tarde. Me hice un bypass, así no estaré en las primeras redadas. Y si sigo adelgazando, tampoco estaré en las segundas.

GUAJALDERÓN:

Pues sí, debo reconocer que es una buena jugada, en verdad no tienes buen aspecto.

GUAJÓMEZ MONT:

Y cómo lo voy a tener, ¡con tres granos de maíz me lleno, Guajalderón! ¿Estás listo?

GUAJALDERÓN:

No, la verdad no. Aún tengo muchas cosas qué hacer, Guajómez Mont. Mi gobierno no ha hecho sino empezar ¡voy a la mitad!

GUAJÓMEZ MONT:

Bueno, esas cosas no las entiende el mercado, Guajalderón. Así son las cosas en la vida de los guajolotes.

GUAJALDERÓN:

No crees que…

GUAJÓMEZ MONT:

No creo que se pueda hacer nada.

GUAJALDERÓN:

Pero soy el presidente de la Granja, Guajómez Mont, no es justo. Alguna clase de fuero debo de tener.

GUAJÓMEZ MONT:

No creo. Lo que tienes son casi ocho kilos de peso y por estos días es lo único que les importa. Es un asunto de mercado, Guajalderón, no están usando otros criterios que los nuestros.

GUAJALDERÓN:

Pero yo no estaba vendiendo nada, yo estaba tratando de salvar la Granja.

GUAJÓMEZ MONT:

Bueno, pues, prepárate, ya llegó el camión del súper.

HOMBRE 1:

Hoy nos llevaremos sólo a los más grandes y gordos, Pancho. Mañana venimos por los pequeños. Mira aquel gordo, tráete ese.

GUAJALDERÓN:

Esperen, soy el presidente de la Granja, soy Guajalderón, el más exitoso político del Guajopan. No me pueden hacer esto. No le hagan esto a la Granja. Déjenme vivir aunque sea hasta mañana, tengo que velar por los guajolotes de la Granja, quiero ser el último en abandonar la nave. ¡Suéltame, desgraciado!

HOMBRE 1:

¿Qué pasa, Pancho?

HOMBRE 2:

No sé, este guajolote está muy raro.

HOMBRE 1:

Pues dale el brandy de una vez, para que se calme.

HOMBRE 2:

A ver, guajolotito, toma, ándale, toma…

GUAJALDERÓN:

No… aggg, esperen… aggg. Soy el presiden… aggg. Voy a salvar esta granj… aggg.

HOMBRE 2:

Todo, todo, tómatelo.

GUAJALDERÓN:

Yo… soy el pre, el pre… siden… te ¡hic! Le asegurro que voy a salvar… ¡hic!

HOMBRE 2:

Ya ya, ándale, vámonos. ¿Qué hago con el flaco? Parece enfermo.

HOMBRE 1:

Puros gordos, Pancho, mañana nos llevamos al resto.

HOMBRE 2:

Te salvaste por hoy, guajolotito.

GUAJÓMEZ MONT:

¡Funcionó, funcionó…!

En el centro de la Granja.

GUAJILLO:

Ya nos quedamos sin guajopresidente, don Pavón.

DON PAVÓN:

Así es, Guajillo. Esto ocurre cada año en esta Granja.

GUAJILLO:

Lo espero en la posada hoy en la noche, don Pavón. Ahí nos empezamos a despedir, pues.

DON PAVÓN:

Ahí estaré, Guajillo, ahí estaré…

(dentro de 24 horas…)



Las posadas poblanas


En Puebla se celebran las posadas que, de acuerdo a la tradición, inician el 16 de diciembre y terminan en la Nochebuena del día 24.

Es su aspecto básico, las posadas consisten en solicitar alojamiento y alimentos a través del canto de villancicos; el posadero al principio se niega con su propia respuesta cantada y, tras algunos intercambios musicales, al final se concede la posada estallando el júbilo de los presentes, pues señala a los peregrinos el final de la travesía.

Las posadas, netamente mexicanas, simbolizan el recorrido de María y José, desde Nazaret, para cumplir con el edicto que ordenaba a los habitantes de Judea empadronarse en las ciudades de origen; y como José era descendiente de David, nativo de Belén, la pareja tuvo que ir a esa población en un viaje que duró 9 jornadas, por lo que las posadas se festejan durante 9 días y concluyen con la llegada a Belén, la inútil búsqueda de hospedaje y el alumbramiento de su hijo en un humilde establo.

Las posadas tradicionales tiene ligeras variantes de acuerdo al lugar en donde se celebren e, inclusive, han tenido cambios importantes a través del tiempo. En Puebla, por ejemplo, están las posadas tradicionales, ligadas intrínsecamente a la religión, y las posadas juveniles, enteramente laicas, que consisten en fiestas populares con este nombre y en las mismas fechas, pero sin connotaciones religiosas de ningún tipo.

Sin embargo, en cada rincón de esta ciudad, las posadas tradicionales siguen celebrándose, ya sea por los fieles de toda una parroquia, en un barrio o sencillamente en el interior de las familias.

En relación a la liturgia, la tradición de las posadas se basa en cuatro aspectos fundamentales: pedir posada con los cantos tradicionales; rezar el Rosario; romper las piñatas y celebrar la cena en convivencia familiar.

En los barrios populares de Puebla los vecinos recorren la calle con velas prendidas, mientras pasean la imagen de la Virgen y San José, hasta que llegan a una casa donde, mediante el canto de los villancicos, solicitan posada.

Al tercer intento se abren las puertas y los participantes de la procesión acceden a la vivienda donde se organiza el festejo, utilizando antiguos artefactos y artilugios que son parte esencial de la tradición, como guíjolas, panderos, triángulos, velitas, luces de bengala y faroles, que ponen el marco indicado a la celebración, entre los que destacan, en lugar predominante, las mexicanísimas piñatas.

Hoy se celebra la penúltima posada.


martes, 22 de diciembre de 2009

Volando bajo


En el centro del Gallinero.

DON PAVÓN:

¿Qué andas haciendo acá tan temprano, Lupita?

GUAJALUPITA:

Ay, don Pavón, estoy preocupada por Guajillo.

DON PAVÓN:

¿Qué le pasa a nuestro buen amigo?

GUAJALUPITA:

Que agarró una parapeta espantosa, don Pavón. Desde anoche anda perdido entre los gallineros, escandalizando a la clase media y diciendo toda clase de tonterías sobre los hornos crematorios y todas esas cosas de la cena de navidad..

DON PAVÓN:

Válgame, Lupita. ¿Y dónde lo viste por última vez?

GUAJALUPITA:

Bueno, yo lo vi anoche por última vez, estaba muy cariñoso, pero me dicen que lo vieron arengando por el lado de la perrera, don Pavón, imagínese qué peligroso, ya ve cómo son los perros de la Granja, tan celosos de sus propiedades.

DON PAVÓN:

Pues, en efecto, es un barrio peligroso. Y ahí cerca están los trochiles de los puercos que son peor, Lupita.

GUAJALUPITA:

Por eso vine con usted, don Pavón, a ver qué se le ocurre.

DON PAVÓN:

Pues lo único que se me ocurre es buscarlo. Vamos. ¿Tus hijitos están bien?

GUAJALUPITA:

Muy bien, don Pavón, sólo que estoy triste de tener que abandonarlos.

DON PAVÓN:

Bueno, bueno, espera y platicaremos más tarde sobre se tema. Por el momento déjame ver si se metió por aquí, que es una calle muy peligrosa.

GUAJALUPITA:

Tenga cuidado, don Pavón.

DON PAVÓN:

A mi me respetan, Lupita, no tengas pendiente.

GUAJALUPITA:

Aquí lo espero.

DON PAVÓN:

Se me hace que escucho una voz conocida por allá.

Frente a la avenida de Los Puercos.

GUAJILLO:

“Soy un pobre Vagabundo, sin hogar y sin fortuna, y no conozco ninguna, de las dichas de este mundo. Voy sin rumbo por la vida, el dolor es mi condena, y el licor calmó mi pena, porque el amor es mentira”.

DON PAVÓN:

Pero mira cómo andas, muchacho ¿qué te pasó?

GUAJILLO:

Don Pavón, pero qué sorpresota, viejo de mis amores.

DON PAVÓN:

Qué te pasa, ¡mira cómo estás!

GUAJILLO:

Nomhbre… y eso que no me vio usted anoche. Entonces sí andaba yo hasta atrás.

DON PAVÓN:

Pues te aseguro que aún andas hasta atrás. Vamos, tienes a todo el gallinero preocupado.

GUAJILLO:

Hubiera usted visto, don Pavón. Me soné como a tres perros juntos.

DON PAVÓN:

¿Cómo, hiciste una pelea con perros, Guajillo?

GUAJILLO:

Con tres, don Pavón ¿y sabe qué?, me hicieron los mandados. Claro, no eran profesionales ni estaban tan grandes, pero igual. Se me dejaban venir y yo aleteaba, ellos me querían morder y yo les daba con los espolones; a uno caso le saco un ojo ¡goble, goble! Estuivo fantástico, don Pavón.

DON PAVÓN:

Bueno, al menos estás completo, hijo mío. Ya estuvo bien. Vamos al gañllinero a que te bajes esa tremenda borrachera.

GUAJILLO:

No, yo no me voy si usted no brinda conmigo, porque usted es como mi padre.

DON PAVÓN:

Y tú como mi hijo, te lo aseguro.

GUAJILLO:

No crea usted que fui un pavo que no viví una vida, don Pavón. Yo sí he vivido, he tenido mis amores, he bailado como un loco, he amado y he sido amado.

DON PAVÓN:

Y que lo sé. Guajillo, todos te amamos.

GUAJILLO:

Déjeme hablar un poco don Pavoncito.

DON PAVÓN:

Habla, habla, hijo.

GUAJILLO:

Antes de morir he estado pensando en mis éxitos y en mis fracasos, que se reparten más o menos igual. En los pocos meses de mi vida fui un guajolote que alcanzó la medianía de edad, la adultez, y que ahora muero con la satisfacción de haber vivido esta vida, haberlo conocido a usted, y haber vivido feliz haciendo mis tonterías con el pico. Dizque artista o artesano o vaya usted a saber qué es lo que somos los guajos que decidimos ser felices en este corto tiempo que la Granja nos da. Y en consecuencia morimos felices. A pesar de haber sido guajolotes del montón que nunca salieron de la granja y fueron pobres a la imagen y semejanza de la Granja de mis amores, don Pavón, porque lo único que he visto es el deterioro de la inteligencia como pueblo y como granja, la decadencia económica y moral con la que arribamos al siglo XXI; la corrupción generalizada, el abuso de los perros y los cerdos; los coyotes, los borregos.
¿O usted cómo la ve, mi querido don Pavón?

DON PAVÓN:

Creo que te aceptaré ese trago para brindar, querido.

GUAJILLO:

Sale, tenga, déle un buen trago. Si ya casi nos estamos despidiendo, don Pavón.

DON PAVÓN:

Nomás uno ¿eh?

En el centro del Gallinero

GUAJALUPITA:

Don Pavón, Guajillo ¿qué les pasa a ustedes?

DON PAVÓN:

Por éste… que si no tomaba, que si se quedaba, que si el horno cremativo…

GUAJALUPITA:

Ya ya, mañana me platica. Ahorita se van ustedes dos a la cama, porque vienen muy alegres, señores.

GUAJILLO:

Mañana viene el camión por nosotros, Lupita.

GUAJALUPITA:

¿Cómo que mañana?

GUAJILLO:

Así es, mañana nos llevan al súper donde nos van a dar chicharrón y luego a los hornos crematorios.

GUAJALUPITA:

¡Ay, mis hijitos…!

(en dos días…)


La Navidad en Puebla


La Navidad fue traída a Puebla por los frailes españoles pero se sabe que coincide con la celebración prehispánica del mes de Panquetzaliztli, del 7 al 26 de diciembre, cuando se celebraba el advenimiento de Huitzilopochtli que, de acuerdo a Fray Pedro de Gante, consistía en cantos y bailes en honor de este dios azteca, paralelismo que fue aprovechado para la catequización.

La Navidad cristiana es la fiesta más importante del año eclesiástico, después de Pascuas. Es muy antigua, ya que fue reconocida oficialmente en el año 345, bajo el patrocinio de San Juan Crisóstomo, siendo San Gregorio de Nacianceno quien proclamó que fuera el 25 de diciembre la fecha de su celebración.

En sus orígenes, la Navidad tuvo un carácter humilde y campesino que coincidía con el solsticio de invierno y, por lo tanto, con la pausa agrícola de la temporada invernal, pero a partir del siglo VIII comenzó a celebrarse con algunos de los elementos que han llegado hasta hoy.

Aparecen la iluminación y la decoración de los templos, los cantos, lecturas y escenas piadosas que dieron lugar a representaciones al aire libre, al nacimiento en un portal de Belén -el famoso Pesebre-, a los que la Iglesia añadió, posteriormente, en plena Edad Media, los villancicos y el banquete como parte culminante de las celebraciones.

Pero todo esto era poco para los floridos gustos de los mexicanos, que añadieron a la fiesta de la Navidad una multitud de elementos propios y ajenos que se fueron acumulando con los siglos, siempre derivados de sus innegables habilidades artesanales, el gusto por la fiesta, por la celebración, así como por la presencia de un elemento inamovible en cualquier manifestación de nuestra cultura: la comida y sus sorprendentes variaciones.

Fray Toribio de Motolinía, uno de los frailes fundadores de Puebla, escribe en sus memoriales de 1541 algunas alusiones a la fiesta:

“Los indígenas adornaban las iglesias con flores y hierbas, esparcían juncia en el piso, hacían su entrada bailando y cantando y cada uno llevaba un ramo de flores en la mano. En los patios se encendían fogatas y, en las azoteas, se quemaban antorchas. La gente cantaba y tocaba tambores y hacía repicar las campanas”.

Las primeras posadas mexicanas fueron establecidas por los frailes agustinos en el pequeño pueblo de San Agustín Acolman, situado a unos cuarenta kilómetros al noroeste de la Ciudad de México, en el camino a Teotihuacan.

En este lugar se originaron las posadas cuando, en 1587, fray Diego de Soria obtuvo del Papa Sixto V el permiso que autorizaba la celebración en Nueva España de unas misas llamadas “de aguinaldo”. Entre una misa y otra se intercalaban pasajes y escenas de la Natividad. Desde entonces se instauran las Misas de Aguinaldo en los atrios de las iglesias, que pasaron a formar parte del ritual familiar y de los barrios de la ciudad de Puebla en el siglo XVIII.

Y fue justamente ese nombre el que se mantuvo en las primeras fiestas que antecedían al día de Navidad en el periodo colonial: fiestas de aguinaldo que, como ocurriría después en las posadas, contaban ya con los elementos que constituyen hoy nuestra tradición: luces de bengala, cohetes, piñatas y villancicos, cantos populares que en el siglo XVIII fueron prohibidos por Carlos III, pero que, a la muerte de este gobernante, regresaron a la Navidad con mayor vigor.


lunes, 21 de diciembre de 2009

Sueño guajiro


Probablemente el cielo, pues se encuentra rodeado de nubes.

GUADIOS:

Guacalderón, has hecho un gobierno excelente… Has realizado todos tus propósitos y cumplido todas tus promesas.

GUACALDERÓN:

Gracias, Señor.

GUADIOS:

Da gusto ver a todos los pollitos de la Granja bien alimentados y gorditos; todos los niños en las escuelas, becados hasta la guajouniversidad.

GUACALDERÓN:

Era el propósito, Señor.

GUADIOS:

Es impresionante ver cómo enfrentaste la crisis económica global creando empleos y fuentes de riqueza en la Granja, cómo impulsaste las reformas que la Granja esperaba, terminaste con los cacicazgos y los monopolios, en fin.

GUACALDERÓN:

Se puso de modo la situación, Señor.

GUADIOS:

Y cómo has convencido a los rejegos guajodiputados para que acepten sin chistar tu guajopresupuesto.

GUACALDERÓN:

Fue una negociación difícil, Señor.

GUADIOS:

Eres lo mejor, Guajalderón, lo mejor, lo mejor. Lo mejor…

GUACALDERÓN:

Gracias, Señor… ¿eh?

GUAJÓMEZ MONT:

Guajalderón, mejor levántate.

GUACALDERÓN:

Qué pasa, Guajómez Mont, ¿en dónde estoy?

GUAJÓMEZ MONT:

Tenías una pesadilla, Guajalderón. Los camiones del súper vienen para acá, tenemos que huir.

GUACALDERÓN:

¿Pero, a dónde, Guajómez Mont?

GUAJÓMEZ MONT:

A donde sea. Los guajolotes de nuestra categoría serán los primeros embarques para los supermercados. ¡Tú hiciste el trato, Guajalderón!

GUACALDERÓN:

No quiero huir, Guajómez Mont, no tengo a dónde huir.

GUAJÓMEZ MONT:

Bueno, como estás muy chaparro a la mejor te salvas. Yo sí me pelo porque nadie me va a perdonar mi triple pechuga, ya ves cómo le fue a Guajártens, se lo llevaron desde Acción de gracias.

GUACALDERÓN:

Adiós, querido amigo, fiel colaborador.

(continuará… apenas)

Erupción


En 1994, unos días después del famoso error de diciembre, los vecinos del volcán Popocatépetl fuimos testigos de una luminosa erupción que no pasó a mayores y no hubo tragedias para lamentar, aunque fue necesaria la evacuación de las poblaciones más cercanas al coloso.

Celebrábamos la fiesta navideña de nuestro trabajo, el vino corría entre las patas del pavo y el bacalao a la viscaína. Pardeaba la tarde, serían como las seis y media, cuando una llamada nos alertó de la erupción del Popo. “A trabajar, muchachos”, fue la orden a todo aquel grupo de reporteros. Nuestra oficina estaba en el octavo piso, fue un espectáculo inolvidable.

¡Ah qué don Goyo tan navideño!



domingo, 20 de diciembre de 2009

Misión imposible


En el palacio Guajopresidencial.

GUAJÓMEZ MONT:

Todo nos ha fallado, Guajalderón. Privatizar la Granja era una medida imposible.

GUAJALDERÓN:

Sí, ya lo sé…

GUAJÓMEZ MONT:

A nadie le interesa una pared; por otro lado, los coyotes fueron los únicos interesados en adquirir la cerca ¡y ya sabemos para qué!

GUAJALDERÓN:

Se iban a comer a todos nuestros pollitos. Eso no lo podemos permitir.

GUAJÓMEZ MONT:

Los guajolotes que enviaste a Estados Unidos están siendo regresados… ¡por flacos! Guajalderón. Guajoamboa Pascoe, que se creía embajador, huyó por Tigüajuana y está furioso.

GUAJALDERÓN:

Es que no sabían inglés, Guajómez Mont.

GUAJÓMEZ MONT:

La concesión para comercializar el excremento fue un fracaso por sus métodos!, Guajalderón, pues atentaba contra las garantías individuales y la intimidad. Intervino la CNDG.

GUAJALDERÓN:

No tienen sentido del sacrificio.

GUAJÓMEZ MONT:

Y por si fuera poco, nos quedan cuatro días de gobierno para tratar de arreglar todo.

GUAJALDERÓN:

Tienes razón, Guajómez Mont, en cuatro días es muy poco lo que podemos hacer.

GUAJÓMEZ MONT:

Eso es lo que digo, exactamente, Guajalderón.

GUAJALDERÓN:

Y yo. O sea yo… no he podido hacer nada.

GUAJÓMEZ MONT:

Bueno, yo no lo diría así, Guajalderón. Lo que pasa es que no debiste prometer tanto.

GUAJALDERÓN:

No, no he hecho nada, no he hecho nada…

GUAJÓMEZ MONT:

Vamos, vamos, ánimo, guajopresidente, el pueblo te necesita. El golpe a la delincuencia dado por la Guajomarina fue muy oportuno, el programa de tortilla remojada.

GUAJALDERÓN:

Unas breves luces ante tanta oscuridad, Guajómez Mont. Lo cierto es que nos quedan unas horas de gobierno y las cuentas que entrego son verdaderamente malas. ¿Qué fue lo que hicimos mal, querido secretario?

GUAJÓMEZ MONT:

Bueno, mira, la lista es larga, es cierto. En lugar de crear empleos parece que hubieras prometido lo contrario; la economía es un desastre, las empresas cierran; la educación por los suelos, la cultura desaparecida; lo único que crece es la inseguridad de la Granja…

GUAJALDERÓN:

Párale, párale ¿qué no tratabas de darme ánimos?

GUAJÓMEZ MONT:

Es que ya me pegaste la fatalidad, Guajalderón. De veras que no somos nada.

(dentro de cuatro días…)



San Nico


A cuatro días de la Navidad comienza la cuenta regresiva, San Nicolás retorna como todos los años, desde hace por lo menos mil, buscando la paz entre los hombres (y ahora también entre las mujeres) y el bien para todos. Se acostumbra regalar algo a los niños.

Aunque San Nicolás fue uno de los santos descontinuados por el Vaticano en 1969, por carecer de documentos fidedignos de su existencia, como nuestro Juan Diego en su momento, la tradición continuó a través de los siglos demostrando su fuerza y la razón humanitaria para que la Navidad pueda ocurrir cada fin de año, festejando el nacimiento de Jesús de Nazareth.

Convertido en Santa Claus, San Nicolás tuvo que vestir un vistoso traje rojo, aumentar de peso y convertirse en un viejito bonachón y desenfadado, dejando atrás sus hábitos de sacerdote ortodoxo de la iglesia rusa, en donde fue su origen. Pero hasta nuestros días, Santa Claus es, en esencia, San Nicolás.
O tal vez mis papás tenían razón y Santa Claus no existe.


sábado, 19 de diciembre de 2009

Tu blogonovela



En el despacho de don Pavón.


GUAJILLO:

Así que no te becaron más que tres chamacos en la escuela, Lupita.

GUAJALUPITA:

Así es, Guajillo. Me perece una injusticia.

DON PAVÓN:

Pero ya pasado el coraje, debemos ahora reflexionarlo, Lupita. Tal vez sea correcto dejar espacio para los demás. Ocho son muchos pavitos.

GUAJALUPITA:

Pues sí, don Pavón, tal vez tiene usted razón.

GUAJILLO:

¿Y por qué no haces una pequeña trampita, Lupita?

GUAJALUPITA:

No se me ocurre qué podría hacer, Guajillo.

DON PAVÓN:

Explícate, Guajillo, qué se le está ocurriendo a tu salvaje imaginación.

GUAJILLO:

A ver, don Pavón, ahí le va una prueba: ¿cómo se llaman los pollos de Lupita?

DON PAVÓN:

¡Újule!, a mi edad la memoria…

GUAJILLO:

Piénsele, a ver, ¿cómo se llaman, según usted?

DON PAVÓN:

Pico… Lico… ¿Tito?

GUAJILLO:

Y eso que usted es Guajolote, don Pavón. A ver, Lupita, dile cómo se llaman tus pollitos.

GUAJALUPITA:

Pico, Tico, Lico, Quico, Nico, Sico, Fico y Gertrudis.

GUAJILLO:

¿Qué le dice eso, don Pavón?

DON PAVÓN:

Pues que se parecen mucho sus nombres, en efecto. Y ellos también, en realidad son igualitos.

GUAJILLO:

Ahí está. Es muy fácil hacer una trampita. Vea el documento. Están a nombre de Pico, Pico y Pico.

GUAJALUPITA:

Es que así los escribió el Chucho.

DON PAVÓN:

Explícate de una vez, Guajillo, ya la hiciste mucho de emoción.

GUAJILLO:

Pues que, en medio de tanta confusión, puede asistir a la escuela cualquiera de ellos, que se parecen tanto y se llaman casi igual. Así de sencillo.

GUAJALUPITA:

De esa forma todos podrán estudiar.

DON PAVÓN:

Pues sí, en realidad parece una buena idea. No cabe duda que a veces piensas, Guajillo.

GUAJILLO:

Qué pasó qué pasó, don Pavón.

DON PAVÓN:

Goble goble goble…

(quedan cuatro días para la Navidad)



Vida dulce


Este día de 1996 muere el artista italiano más famoso de la postguerra, Marcelo Mastroniani, dejando viuda a media humanidad femenina. Actor de los grandes directores, como Luchino Visconti y Federico Fellini, Mastroniani actuó en clásicos de la cinematografía como La Dulce vida y Ocho y medio con una suave caracterización de personajes melancólicos a la vez que profundos. Inolvidable al lado de Sofía Loren. Así, a lo largo de las décadas, lo vimos envejecer, envejecimos con él hasta su última película, Viaje al inicio del mundo, luego de la cual muere a los 72 años.



viernes, 18 de diciembre de 2009

Guajotitlán


En el despacho de don Pavón.

GUAJOADALUPE:

Don Pavón…

DON PAVÓN:

Lupita, qué gusto, ¿cómo te ha ido con tus huevitos?

GUAJALUPITA:

Bueno, pues muy bien. Mire, vengo a presentarle a mis ocho hijitos que nacieron hoy en la mañana. Pasen chiquitos, pasen a conocer a don Pavón.

DON PAVÓN:

Pero qué maravilla. Y los ocho, muy bien ¿eh? ¿Cómo se llaman, chiquitines?

GUAJALUPITA:

Díganle sus nombres a don Pavón, hijitos.

PICO:

Pico

TICO:

Tico

LICO:

Lico

QUICO:

Quico

NICO:

Nico

SICO:

Sico

FICO:

Fico

GERTRUDIS:

Y yo sor Gertrudis, don Pavón.

DON PAVÓN:

Pero qué belleza de pavita tenemos aquí. Y se parecen mucho todos ¿eh?

GUAJALUPITA:

Son igualitos a sus abuelos, don Pavón.

DON PAVÓN:

Seguramente que lo son ¿y qué vas a hacer con ellos, Lupita?

GUAJALUPITA:

Pues, don Pavón, usted sabe que somos gente pobre, pero que tenemos esperanzas en que este gallinero sea mejor. Yo apenas tuve la oportunidad de asistir a la primaria, pero quiero que ellos estudien para que lleguen a ser pavos de provecho y de bien. ¿Sabe dónde dan las becas que prometió Guajalderón, don Pavón?

DON PAVÓN:

Pues habrá que ir a la Guajosecretaría de educación, Lupita, ahí deben informarte al respecto. Pero ve pronto, pues los chiquitos tienen que agarrar su lugar en las escuelas disponibles.

GUAJALUPITA:

No podría pagar escuelas de paga, don Pavón.

DON PAVÓN:

Ve entonces, Lupita.

GUAJALUPITA:

Iré en este momento, don Pavón, muchas gracias. Vamos, muchachos, despídanse de don Pavón.

En la Guajosecretaría de educación.

GUAJALUPITA:

Buenas tardes, don Chucho, quería ver lo de las becas que prometió Guajalderón.

DON CHUCHO:

Tienen que venir los dos padres a tramitarlas, guau guau…

GUAJALUPITA:

Pues justamente yo soy la mamá de estos pollitos. Si me pasan unas formas puedo irlas llenando, son muchos, como usted ve.

DON CHUCHO:

No sé si se pueda, el requisito es que ellos deben de querer estudiar, no sólo porque sus padres los traigan a la es cuela. Si no, no hay becas.

GUAJALUPITA:

Bueno, pregúnteles usted mismo, don Chucho. ¿Quieren estudiar, hijitos?, pregunta el señor.

POLLOS

Pi pi pi pi pi pi pi pi pi…

GUAJALUPITA:

Lo ve…

DON CHUCHO:

Pero son muchos, nomás le voy a poder dar tres becas. Deben alcanzar para todos los pollos de la granja, señora. Tenemos que atender no sólo a sus hijos. Gua gua gua…

GUAJALUPITA:

Pero no es justo, no pueden quedarse cinco de mis hijitos sin estudiar.

DON CHUCHO:

Son las reglas, pavita ¿nombres?

PICO:

Pico

TICO:

Tico

RICO:

Rico

CHICO:

Chico…

DON CHUCHO:

¡Ya ya ya ya…! ustedes los pollos de llaman todos igual: Pico y Pico. A ver, firme aquí.

GERTRUDIS:

Y yo me llamo Gertrudis, don Chucho. Y también quiero estudiar.

DON CHUCHO:

No, ya no entras, muchacha, nomás Pico, Pico y Pico o como se llamen. Los que siguen, guau guau guau…

GUAJALUPITA:

Pero esto es un insulto. Me quejaré por guajointernet.

DON CHUCHO:

Muévase, señora. Los que siguen.

GUAJALUPITA:

Esto no se va a quedar así, don Chucho, ya verá, mis hijos tienen que estudiar.

DON CHUCHO:

Guau guau guau

GUAJALUPITA:

Vamos chiquitos, vamos…

(faltan cinco días para…)


Frases de memoria




Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.

Jorge Luis Borges

jueves, 17 de diciembre de 2009

Tu blogonovela


Reunión política en el Palacio Guajopresidencial

GUAJÓMEZ MONT:

Hemos corrido con suerte, Guajalderón, pero debemos de tener más cuidado en las negociaciones.

GUAJALDERÓN:

¿Por qué lo dices, Guajómez Mont?

GUAJÓMEZ MONT:

No se puede negociar igual con los cerdos que con los caballos. No es lo mismo una asociación de patos que de guajolotes ¡tienen distintas costumbres, Guajalderón! No es lo mismo la asociación de borregos, que son mayoría, que la de cabras.

GUAJALDERÓN:

¿Por qué no?

GUAJÓMEZ MONT:

Porque un caballo jamás se iría a vivir a un lodazal; un guajolote no come alfalfa y un borrego nunca se acostumbrará a una caballeriza, pero nosotros nos encargamos de hacerlos creer que sí. Y ya es insostenible la mentira, Guajopresidente.

GUAJALDERÓN:

A mi se me hace que ahí está el problema de los habitantes de la Granja. Hemos vivido durante muchos años separados unos de otros. No sabemos nada del vecino, ni nos interesa.

GUAJOBELTRONES:

La transición de hacerse poco a poco, señor Guajopresidente. No se puede hacer de golpe. Arreglar las cosas en los diez días que le quedan se ve francamente difícil. Digo, siendo objetivos.

GUAJALDERÓN:

Las cosas van a mejorar, guajolicenciado, ya verá. Pero hay algo que yo no acabo de entender, Guajómez Mont. Y es que teníamos décadas esperando asumir el control en este país, terminar con vicios muy antiguos, llegamos con Guafox y ya ve, llego yo ¿y qué pasa? Me piden calma.

GUAJOBELTRONES:

Yo creo que usted no nos escucha, señor Guajopresidente.

GUAJALDERÓN:

No, escúchenme ustedes, Guajoeltrones. Nos quedan nueve días de vida antes de la Navidad. En esos días tengo supuestamente que arreglar problemas ancestrales de nuestra granja como la miseria y la marginación; rehabilitar el campo colapsado, sanear la educación y la economía; decidir sobre la estrategia de seguridad que ha resultado un poco sangrienta, parar el aumento creciente de la pobreza. ¡Todo en nueve días!

GUAJOBELTRONES:

Desde su punto de vista tiene razón, Guajalderón. Ero así no es la política. Si venimos arrastrando problemas de hace siglos, si la corrupción está arraigada en la Granja, si no hay seguridad, es hora de hacer un cambio en la administración de la Granja. Ya tuvieron su oportunidad y no pudieron, ahora aunque quiera, ya no tiene tiempo.

GUAJALDERÓN:

Pues algo haré en estos nueve días, Goajoeltrones. El programa emergente de la recolección de guano ha sido un éxito, hoy iniciamos su exportación. Mañana voy a privatizar la cerca, las paredes exteriores y aumentaré el predial de los gallineros. Ya es hora de que la clase media pague sus impuestos. Propongo diez puntos, uno para cada día de los que nos quedan.

GUAJOBELTRONES:

Piénselo dos veces, Guajalderón.

GUAJALDERÓN:

No tengo tiempo de pensar. En la historia de la granja mi nombre va a quedar grabado como el del guajolote que logró el cambio, el gran cambio, sea para bien o para mal.

GUAJÓMEZ MONT:

Espere, Guajopresidente, no lo haga…

GUAJALDERÓN:

Esto va más allá de ustedes, señores del Guajopri, va más allá de mi y de ti, Guajómez Mont. Es un mandato que viene desde muy adentro de mi corazón.

TODOS:

¡Guajalderón!, no…

(continuará…)



¿Qué honda Morelos?


Cuenta la leyenda que, sitiado por los realistas en el poblado de Izúcar, Puebla, el 17 de diciembre de 1913, el cura José María Morelos se ve precisado a echar mano del ingenio para salvar lo que parecía una inminente matazón, en caso de que los realistas entraran al pueblo cañero.

Morelos, sigue la leyenda, arma a la población con hondas y, a pedradas, se defienden del acoso de 600 militares armados y entrenados, que finalmente no pudieron penetrar las defensas a pesar de combatir durante todo este día.



miércoles, 16 de diciembre de 2009

Tu blogonovela


Frente al despacho de don Pavón, que barre la entrada.

DON PAVÓN:

Está muy bonita la mañana, Guajillo.

GUAJILLO:

Sí, fría, pero bonita. ¿Usted cómo vio el caso de Guajuanito, don Pavón, de Guajoiztapalapa?

DON PAVÓN:

Pues sucedió lo inevitable, Guajillo. Guajuanito tiene nombre católico pero en realidad es chivo, un chivo del barrio de los de Abajo.

GUAJILLO:

¿O sea que le va a Guajoladajara?

DON PAVÓN:

No, es un chivo común y corriente y los chivos rompen todo a su paso. Pero ya Guajoarcelo puso orden e impusieron a esa gallina tan entusiasta. Es un triste retrato de nuestra Granja, Guajillo.

Don Pavón sigue barriendo. “t ara r ara ra….”

GUAJILLO:

¿Es cierto que usted anduvo ahí, echándole a la cantada, don Pavón?

DON PAVÓN:

Bueno, bueno… en mi larga vida he sido de todo, Guajillo. Y sí, en efecto, en mi juventud fui parte del trío Los Guajolines.

GUAJILLO:

¿Los meros meros Guajolines?

DON PAVÓN:

Así es… fueron tiempos muy bonitos.

Una música irrumpe en la cabeza de don Pavón y la imagen de aquel trío bajo los reflectores aparece nítida frente a sus ojos, que se establecen en un flash back: “Página blanca fue mi corazón, donde escribimos muchas páginas de amor. Vuelve, vuelve, ven dulce amor, que sin ellos no puede vivir… mi corazón., Bom bom bom bombombom bom bom bom bom bom bom. Goble goble…”

DON PAVÓN:

Tiempos felices de mi juventud, Guajillo.

GUAJILLO:

¿Y por qué no siguieron? Imagínese lo que ganarían en la guajotelevisión.

DON PAVÓN:

Todo fue muy rápido, tuvimos nuestro primer éxito en agosto. En septiembre, octubre y noviembre fuimos muy famosos, y en diciembre lo que era uin trío quedó convertido en solista, O sea yo, porque los otros se fueron a cumplir su destino como pñlato de la Navidad. Sólo quedé yo, sin mis queridos compañeros del canto, y así no tenía chiste. Lo dejé.

GUAJILLO:

Ahí vienen unos chivos, don Pavón.

DON PAVÓN:

Ya los vi. ¿Díganme, en qué puedo servirles? ¡Épale…! ¿Qué pasa?

CHIVO:

Usted disculpeee señor, somos de la compañía Guanos y Fertilizanteees de la Granja, andamos recogieeendo material.

DON PAVÓN:


¡Pero es indignante!

GUAJILLO:

Órale, no raspe…

DON PAVÓN:

No se supone que nos deben limpiar como si fuéramos bebés.

CHIVO:

Lo diceee el contrato, señor. A veeer, pollo, muévase para recoger entreee las patas.

DON PAVÓN:

Muévete un poco, Guajillo. Pero esto es indignante, señores chivos. Una cosa es que se lleven nuestros desechos; otra, que casi nos los saquen con esos cepillos.

GUAJILLO:

Así es, tenemos dignidad.

CHIVO:

Si creeeeen que es muy digno andar hacieeendo este trabajo, consíganmeee otro. Y con peeermiso, porque son muchos pollos y teeengo que seguir recogieeendo.

GUAJILLO:

Espérate, espérate, esto no se queda así, chivo desgraciado.

DON PAVÓN:

Déjalo, déjalo, Guajillo, tiene razón. Es el trabajo que le dieron y él sólo cumple órdenes.

GUAJILLO:

Pues sí, don Pavón, pero atenta contra la más elemental garantía individual.

GUAJOFICE BOY:

Servicio de tortilla remojada ¿dónde se las dejo?, señores.

DON PAVÓN:

Ahí tienes tu pago, Guajillo. Mira qué cantidad de tortilla nos están dejando.

GUAJILLO:

Por mí que se la lleven, don Pavón. Empiezo a pensar que estábamos mejor pobres que así, subsidiados.

DON PAVÓN:

Yo también pienso lo mismo, Guajillo. Anda, come, yo también comeré un poco de tortilla remojada…

GUAJILLO:

Goble, goble, goble…

(faltan seis días para la cena de Navidad)



Orejas rodantes


En Santa María de Cádiz, provincia de España, en el despertar del siglo XX, nace el poeta de la generación del 21, del 31, del 41, etcétera, Rafael Alberti, pues fue la voz poética, no de una región, ni siquiera de un país o continente, sino la voz de un siglo con todas sus conveniencias y calamidades. Más que poeta, Alberti era una vida; rica, gloriosa, lujuriosa, protestante, atea y comunista. Representó a cabalidad cada una de sus épocas apacibles y turbulentas en las que vivió. Y él trató de decirlo poéticamente, así, como a él le salía...

“Barrigas, narices,
lagartos, lombrices,
delfines volantes,
orejas rodantes,
ojos boquiabiertos,
escobas perdidas,
barcas aturdidas,
vómitos, heridas,
muertos.”

De Rafael Alberti se puede decir que casi está vivo, que su cuerpo casi está caliente y que le hubiera encantado celebrar con los suyos el final del año, con una buena copa de vino y su flamante esposa de treinta y tantos. Celebraría su rebeldía y su machismo, su tosca claridad, su españolismo. Es decir, sería Alberti, el mismo de siempre...

“Amar y danzar,
Beber y saltar,
Cantar y reír,
Oler y tocar,
Comer, fornicar,
Dormir y dormir,
Llorar y llorar.”


martes, 15 de diciembre de 2009

Tu blogonovela


En el despacho de don Pavón

DON PAVÓN:

Lupita, qué milagro verte tan temprano por aquí.

GUAJALUPITA:

Don Pavón, estuve toda la noche en vela.

DON PAVÓN:

Y se puede saber por qué razón no pudiste dormir.

GUAJALUPITA:

¡Porque puse ocho precisos huevitos…!

DON PAVÓN:

Pero qué maravilla, Lupita. Te felicito calurosamente. Ven, dame un abrazo, hija.

GUAJALUPITA:

Gracias, don Pavón. Ahora espero que nazcan sanos y fuertes. Y que el esfuerzo de haber mandado a tantos compatriotas para que se los cenen en Estados Unidos fructifique en mejores escuelas, en una mejor educación; en desayunos escolares con verdadero maíz remojado. Ojalá mis hijos tengan todo eso y vivan mejor que yo.

DON PAVÓN:

Todos lo esperamos, Lupita. Confiamos en que Guajalderón cumpla con la Granja que nos ha prometido. O deje su lugar a otro, más eficaz.

GUAJILLO:

Por qué esas caras, pues. Se parecen al Guasón.

DON PAVÓN:

Pues Lupita puso ocho huevitos la noche de anoche, Guajillo. Y esa es la noticia que estamos festejando.

GUAJILLO:

Ah, caray, pues felicidades, Lupita.

GUAJALUPITA:

Gracias, Guajillo. Son ocho preciosos huevitos pecosos y amarillos que recibirán todo mi amor y mi cariño. Estoy muy emocionada.

GUAJILLO:

Y habrá más caca que vender…

DON PAVÓN:

¡Guajillo!, pero qué grosero vienes esta mañana. Discúlpate si me haces el favor.

GUAJILLO:

Pero si es la verdad, don Pavón. Ahora van a vender nuestra popó como abono a una compañía trasnacional.

DON PAVÓN:

¿Qué clase de locura estás diciendo ahora?

GUAJILLO:

No, pues si a mi usted no me cree nada, don Pavón. Ande, prenda las guajonoticias y cerciórese por usted mismo.

GUAJALUPITA:

¿De qué habla Guajillo, don Pavón?

DON PAVÓN:

No tengo idea, Lupita. ¿Volviste a comer huitlacoche o qué te pasa, Guajillo?

GUAJILLO:

Nada, nada, préndale a las guajonoticias y luego se disculpa conmigo.

DON PAVÓN:

A ver, a ver…

(CLIC) GUAJONOTICIAS:

La guajopresidencia de la Granja determinó concesionar a una compañía trasnacional todo el excremento producido por lo guajolotes de la Granja. La Guajosecretaría de Comercio pide comprensión a los guajolotes productores por las molestias que esta decisión pueda ocasionarles. Se recomienda discreción. Vamos a unos mensajes, y cuando regresemos: sospechoso suicidio de un borrego en el establo norte de la Granja; además, el nuevo disco de… (CLIC)

GUAJILLO:

¿Qué tal…?

GUAJALUPITA:

¿Qué va a pasar, don Pavón?

DON PAVÓN:

Lo ignoro, Lupita. No sé realmente de qué se trate eso, pero creo que han privatizado nuestros intestinos.



(Continuará…)

Deslindes


En 1883 nace el famoso latifundio porfirista, al decretarse este día la ley sobre deslindes de terrenos baldíos y de colonización, por lo que se autoriza la formación de compañías que, al amparo de esta ley, han de acaparar grandes extensiones de terreno, creándose latifundios nacionales y extranjeros que acentuarán el desequilibrio de la propiedad rural en México.

Nacen, por ejemplo, aberraciones del tipo de Valle Nacional, que denunció en su momento el viajero estadunidense John Kenneth Turner sobre la esclavitud que se ejercía en ese lugar con la connivencia de las autoridades locales y federales.

"El jefe político de Pachuca tiene un contrato con Cándido Fernández -dice John Kenneth Turner--, propietario de la plantación de tabaco "San Cristóbal de la Vega", por medio del cual se compromete a entregar cada año 500 trabajadores sanos y capaces a $50.00 cada uno. El jefe consigue tarifas especiales del gobierno en los ferrocarriles: los guardias son pagados por el gobierno, de modo que le viaje de cuatro días desde Pachuca le cuesta $3.50 por hombre; esto le deja $46.50. De esa cantidad, tiene que pasarle algo al gobernador del Estado, Pedro L. Rodríguez, y algo al jefe político de Tuxtepec; pero aún así, sus ganancias son muy grandes. ¿Cómo consigue a sus hombres? los aprehende en la calle y los encierra en la cárcel. A veces los acusa de algún delito, real o imaginario; pero en ningún caso les instruye proceso a los detenidos. Los mantiene en prisión hasta que hay otros para formar una cuadrilla y entonces los envía a todos. Bueno, los hombres que pueden mandarse con seguridad a Valle Nacional ya escasean tanto en Pachuca, que se sabe que le jefe se ha apoderado de muchachos de escuela y los ha enviado aquí sólo por cobrar los $50.00 por cada uno" *

¿Cuánto tiempo tenía el "negocio" de tomar rehenes para esclavizarlos? John Kenneth Turner cuenta lo que vio hacia 1907, pero muestra evidencias de que Valle Nacional era una cosa organizada para entonces, una empresa florecida con una compleja organización, pues había nacido justamente a raíz de la ley de deslindes decretada este día de veinticuatro años antes.


* John Kenneth Turner, México Bárbaro, Ed. Época, México, 1978, p. 75-76


lunes, 14 de diciembre de 2009

Guajotitlán, tu blogonovela


En el despacho de don Pavón.

GUAJILLO:

Oiga, don Pavón…

DON PAVÓN:

¿Qué pasa, Guajillo? Parece que viste al mismísimo guajodiablo.

GUAJILLO:

Don Pavón, acaban de llegar los gringos en sendos camionzotes. ¡Ora sí nos llevó la tía de las muchachas!

DON PAVÓN:

Pero tranquilízate, Guajillo. Vamos por partes. A ver ¿dónde están esos gringos?

GUAJILLO:

Van directo al gallinero de guajolotes, don Pavón. Dicen que el dirigente sindical desapareció sospechosamente.

DON PAVÓN:

¿Lo mataron?

GUAJILLO:

Pues no, no es precisamente lo que se rumora. Pero nadie anda con buena cara, don Pavón, eso sí se lo digo.

DON PAVÓN:

Vamos, vamos a asomarnos, pero con discreción, nos nos vayan a subir a nosotros en primer lugar.

GUAJILLO:

Yo desde aquí veo bien, don Pavón.

DON PAVÓN:

Mira, ahora van a dialogar. Y el guajolíder se ve bastante bien de salud ¿eh?


Explanada de la Granja

TURKEY:

¿Yau están listous, señor embajador?

GUAJOLÍDER:

Más que listos, mister Turkey. Yo soy el embajador y estos trescientos son mis agregados culturales.

TURKEY:

Jau, qué buena bromau. Pero si son puros pavous perdedoures.

GUAJOLÍDER:

Así es, de momento están desempleados, pero tienen mucha experiencia en relaciones públicas, trámites y todo lo que implica administración pública. No se van a arrepentir.

TURKEY:

Buenou, buenou. Hagan el favour de acomodarse en el camión, gorditous, en los Unites States tenemos muchou espaciou para ustedes, salimos en este momentou para su embajadau, jau jau jau.

GUAJOLÍDER:

Adiós, Granja querida. Trataré de ser un digno representante tuyo en el extranjero. Hasta siempre ¡goble, goble, goble…!


En el despacho de don Pavón.


GUAJILLO:

¡Qué horror, don Pavón! Los engañaron como si fueran chivos.

DON PAVÓN:

Pero se van felices, Guajillo. Eso es lo importante.

(continuará…)



Zoo humano


La gracia de los animales en las canciones de Cri cri consiste en que sus personajes son niños comunes y corrientes. Esta humanización de la zoología, que con naturalidad fue vista por nuestros abuelos en Bambi y la Cenicienta de Disney, tuvo en Francisco Gabilondo Soler, también en épocas remotas del siglo anterior, la gracia que sólo pueden ofrecer sensibilidades especiales, como la de él. Un oído infantil para retratar seres humanos, sin ofenderlos, en los más diversos animales. Tal vez recordándonos con mucha sutileza lo animales que somos, pero sobre todo recordándonos los personajes de nuestras vidas que por razones físicas o emocionales ostentaron y ostentan casi con orgullo el sobrenombre de un altivo mamífero, reptil o ave. Ahí tienen al caballo González, al elefante Ordoñez o la jirafa Domínguez, nuestros amigos, y muchos más, sin apellido conocido, que toda su vida fueron simplemente el exótico animal con los que la gente y familiares decidieron identificarlos: el pingüino, la vaca, el perro y tantos más. Esta animalización cariñosa se la debemos a Francisco Gabilondo Soler.

El 14 de Diciembre de 1990, Cri cri, el humano, dejó de existir.



domingo, 13 de diciembre de 2009

Guajotitlán, tu blogonovela


En el zócalo de la Granja

GUAJOMASA

¡Queremos solución, no exportación! ¡Queremos solución, no exportación!


GUAJOMEZ MONT:

Ora sí estamos metidos en un verdadero problema, Guajalderón.

GUAJALDERÓN:

Y yo ya formé los contratos con Turquey Obama. Y como le dije que no se los podía fiar, me prometió pagármelos por adelantado, Guajomez Mont. Y lo hizo.

GUAJOMEZ MONT:

Estamos en un lío, guajopresidente. ¿Cuándo vienen por los guajolotes?

GUAJALDERÓN:

Espero que mañana. Ojalá siga la manifestación, así podrán agarrarlos a todos por montón.

GUAJOMEZ MONT:

Bueno, Guajalderón, prepárate, porque vamos a recibir una comisión de guajolotes que vienen a discutir el asunto de la exportación. Tenemos que oírlos, por lo menos.

GUAJALDERÓN:

Pero ¿qué les voy a decir, Guajomez Mont?

GUAJOMEZ MONT:

Ah, no sé. Tú eres el guajopresidente, Gualipe. Te dije que no era buena idea exportar guajolotes a los Estados Unidos.

GUAJALDERÓN:

Les voy a decir que son solo rumores.

GUAJOMEZ MONT:

Pues piensa rápido, Guacalderón, porque ya están aquí. Pasen, pasen, señores guajolotes. Tomen su lugar. Les presento al guajopresidente.

GUAJOLIDER:

¡Es el colmo lo que usted nos está haciendo, Guajalderón! Nos prometió empleos y nada. Y ahora nos manda al matadero fuera de nuestra patria. ¡Somos su especie, guajopresidente!

GUAJALDERÓN:
Pero cómo… ¿no aceptan ustedes viajar como embajadores de nuestra Granja a ese gran país del norte? Esos puestos se los pelean como perros en otras partes de la Granja.

GUAJOLIDER:

¿Embajadores, dijo?

GUAJALDERÓN:

Claro, qué pensaban ustedes.

GUAJOLIDER:

Pues nos dijeron que iríamos como fiambres para Navidad.

GUAJALDERÓN:

Pero qué tontería. Hoy mismo despido al de la guajocounicación. No no no. Usted será embajador ante el gobierno del Turkey Obama en los Estados Unidos, y vivirá como rey.

GUAJOLIDER:

¿Y mis compañeros, señor guajopresidente?

GUAJALDERÓN:

Irán como agregados culturales. Todos sus compañeros que están vociferando maldiciones allá afuera serán recontratados y les darán muchos beneficios, sólo que no aquí, sino en los Estados Unidos. Señor secretario, encárguese de que todos estos buenos mexicanos se lleven un kilo de tortilla remojada. Cada uno. Y encárguese de que sea de la mejor

GUAJOLIDER:

Haberlo dicho antes, señor guajopresidente. ¿Cuándo empezamos nuestra diplomacia?

GUAJALDERÓN:

Inmediatamente. Vendrán a recogerlos en unas limusinas muy confortables, grandes y espaciosas, y los conducirán directamente a la oficina guajoval de Turkey Obama.

GUAJOLIDER:

Mi señora no lo va a creer. Acepto. Ahora debemos irnos a preparar las maletas. Con su permiso, señor guajopresidente.

GUAJALDERÓN:

Adiós, señores. Un abrazo especial para el guejopresidente Obama. Guárdele un poco de tortilla remojada, de mi parte. ¡Por fin se fueron, Guajomez Mont!

GUAJOMEZ MONT:

Cada vez haces la mentira más grande, Guajaldrón.

GUAJALDERÓN:

Bueno, mira, por lo pronto me deshice de ellos. Ahora hay que convencer al resto de los guajolotes, Guajomez Mont, y te aseguro que no tenemos tantas embajadas ¡goble, goble, goble…!


(continuará…)



La santa moda


Este día se festeja a Santa Lucía, que de acuerdo a mis indagaciones se trata de la patrona de los modistas. Como lo oyes. Esa gruesa cadena de la vanidad humana ha sido convenientemente protegida por la iglesia católica romana, históricamente preocupada por los púrpuras cardenalicias y los elegantes hábitos de las jerarquías.

¿Quién fue Santa Lucía? Mi investigación no llegó tan lejos, por desgracia, pero debe haberse tratado de una santa dama de la corte religiosa cuyas manos produjeron, además de bondad, toda clase de artísticas prendas que ataviaron a sus santidades y que, con los años, fueron premiadas con la inmortalidad de ser santo.

Por desgracia, nunca he sido devoto de Santa Lucía. Mi vestimenta se ha limitado, a lo largo de la vida, a pantalones de mezclilla y camisas convencionales de Aurrerá. De los zapatos ni hablar, siempre han sido un desastre. Si a esto le agregas las recurrentes crisis económicas cierras el círculo de la antimoda, que avergonzaría a Santa Lucía y a todas las santas canonizadas por las revistas Vouge y Vanidades. No, nada más lejano de mi fe que la santa que hoy festeja en su elegante santuario, lo que no quita que tenga bastantes seguidores y, sobre todo, seguidoras.


¡Santa Lucía me ampare!


sábado, 12 de diciembre de 2009

Guajotitlán, tu blogonovela


En la oficina de don Pavón.

GUAJILLO:

¡Don Pavón, don Pavón!

DON PAVÓN:

Qué pasa, Guajillo ¿por qué tanto alboroto?

GUAJILLO:

Porque nos mandan a los Estados Unidos, don Pavón.

DON PAVÓN:

¿A quiénes? ¿por qué? Respira y habla con sensatez, Guajillo.

GUAJILLO:

Que el presidente Guajalderón, con tal de sacar dinero para la educación y los pobres de la Granja, va a exportarnos a todos los guajolotes a los Estados Unidos. Dizque para que trabajemos allá ¿usted cree eso, don Pavón?

DON PAVÓN:

Pero… eso parece una locura ¿dónde has escuchado ese disparate, Guajillo?

GUAJILLO:

Es la comidilla de todo el gallinero, don Pavón. Los chivos hicieron hasta fiesta porque no les tocó a ellos. Sin distinción de credo, sexo o afición, los guajolotes de la Granja seremos exportados a los Estados Unidos ¿cómo la ve?

DON PAVÓN:

Veamos qué dicen las guajonoticias, no creo que Guajalderón tome una medida tan impopular. ¡Es suicida! Mira, está por empezar.

GUAJONOTICIAS:

Esta noche le informamos que los pavos del vecindario popular serán exportados a los Estados Unidos, según anuncia la presidencia de la Granja. Buenas noches, amigos, que bueno que nos acompañan…

DON PAVÓN:

Bueno, mejor lo apagamos, Guajillo. Ya está dicho todo.

GUAJILLO:

¿Cómo le quedó el ojo, don Pavón?

DON PAVÓN:

Estoy anonadado, Guajillo. ¿Qué va a ser de esta pobre Granja? No quiero imaginarme los tumultos el día de mañana.

GUAJILLO:

Digan lo que digan, don Pavón, yo no me muevo de la Granja.

DON PAVÓN:

Y no serás el único que piense así, Guajillo, eso te lo aseguro.



(Continuará…)



Fe


Entre las muchas fiestas memorables de los mexicanos, la que hoy se festeja es sin duda la más entrañable y antigua. También es la más mexicana, pues está documentado que su celebración se remonta a siglos anteriores a la llegada de los españoles.

De acuerdo a la tradición, la Virgen María ha tenido a bien aparecerse en diversos sitios del planeta, con diferente indumentaria y motivos diversos. El indio Juan Diego, ahora santo, la miró tres veces en la primera mitad del siglo XVI en el cerro del Tepeyac. Desde entonces, el fervor del pueblo mexicano se ha encargado de construir un edificio de fe inquebrantable, que año con año se manifiesta en multitudinarias muestras de devoción, de sumisión y esperanza.

De acuerdo a algunas crónicas, el 12 de diciembre es una de las tres fechas posibles para la fundación de México Tenochtitlan, capital del reino mexica.

Este día de 1794, el teólogo liberal Fray Servando Teresa de Mier pronuncia su famoso sermón guadalupano en la Basílica de México, en donde manifiesta el fervor de los naturales por la virgen, mucho antes de la llegada de los españoles. Su osadía le valió diez años de destierro en España.


viernes, 11 de diciembre de 2009

Guajotitlán


En el palacio guajopresidencial.

GUAJOMEZ MONT:

En vista de que es imposible mostrar debilidad en este momento, señor guajopresidente, he tenido que enviar a los buldog a que se deshagan la manifestación. Pero están muy bravos los pollos y los guajolotes.

GUAJALDERÓN:

Ojalá se me ocurriera una forma de darles lo que les prometí, Guajomez Mont, empleo, pero no se me ocurre nada. Para ello se necesita más tiempo. Y más dinero, pero no tenemos un quinto por fuera de la ley de ingresos que aprobaron los guajodiputados. Lo único que se me ocurre es exportar guajolotes a los Estados Unidos, hay muy buena demanda y los pagan muy bien.

GUAJOMEZ MONT:

Pero ¿para qué, Guajopresidente? ¿No pensarás mandarlos al matadero? ¡Son nuestros hermanos, Guajalderón!

GUAJALDERÓN:

Cómo crees que los mandaría al matadero, Guajomez Mont. No podría mandar a nadie. No, que se vayan a trabajar legalmente a los Estados Unidos. Sólo así se irán.

GUAJOMEZ MONT:

Vamos, vamos, qué utilidad puede tener un pavo, que no sea la de adornar las mesas de Navidad. No creo que sea muy popular la medida, Guajalderón.

GUAJALDERÓN:

Pues, es que no tengo opción, Guajomez Mont. Lo del aumento del guajiva ya ves que resultó un desastre. Si no exporto guajolotes a los Estados Unidos estamos fritos. Igual todos vamos a morir. Nosotros, por ejemplo, podríamos ser la cena de navidad si no nos ponemos agusados.

GUAJOMEZ MONT:

Vi que mandaste a Guajartens de avanzada.

GUAJALDERÓN:

Es la muestra Guajomez, el pobre cree que va al Guajobanco. Tuve que darle a los corderos la guajosecretaría de hacienda.

GUAJOMEZ MONT:

No creo que los gringos se lo traguen -en sentido figurado, claro-, porque, por supuesto que se lo van a tragar; lo malo es hacerles creer que todos los guajolotes son de triple pechuga, Guajalderón. Hay una diferencia muy clara en el peso de los guajolotes de la granja.

GUAJALDERÓN:

A la hora de las cenas lo mismo da, Guajomez Mont. Ya lo pensé bien y no tengo otra salida, si quiero solucionar algo en esta situación.

GUAJOMEZ MONT:

Pues tú eres el presidente de la granja, Guajalderón. Pero de que se va a armar un escándalo en el gallinero, se va a armar. ¡Otro escándalo!

En el barrio La gran esperanza

GUAJILLO:

Yo voy a depositar toda mi confianza en Guajalderón, don Pavón.

GUAJALUPITA:

Yo también, Guajillo. Es un hombre decente y honesto, no nos va a fallar ¿no cree usted, don Pavón?

GUAJILLO:

Claro que no, Lupita. Es un guajolote cabal.

DON PAVÓN:

Bueno, bueno… debemos ser precavidos todos los ciudadanos de la Granja. Recuerden cómo nos fue con Guafox. Y este presidente sólo tiene quince días para resolver un problema económico y de gobernabilidad, que no va a poder cumplir, siendo objetivos.

GUAJILLO:

Seguro que va a vender a todos los borregos de la Granja para salvar sus finanzas, don Pavón, ja ja.

DON PAVÓN:

También nos podría vender a nosotros, Guajillo. No te olvides de eso.

GUAJALUPITA:

No, Guajalderón no se atrevería a vender a su especie.

DON PAVÓN:

Pues eso lo vamos a descubrir con un poco de paciencia, queridos amigos. Ahora vayan a hacer sus labores y me permiten a mí seguir haciendo las mías.

(continuará…)



jueves, 10 de diciembre de 2009

Guajotitlán


En el despacho de don Pavón

GUAJOMASA:

Queremos bono, queremos educación gratuita; mejores sueldos, tortillas mojadas para todos…

GUAJONOTICIAS:

Esta mañana se paralizó el centro de la granja, una vez más. Miles de borregos, cabras, conejos, guajolotes y gallinas se manifestaron para protestar por sus condiciones de vida y la falta de oportunidades y empleo en la granja.

GUAJOLÍDER:

Los cerdos tienen acaparados los mejores sueldos. Los caballos se creen de alcurnia y cuando quieren mandan a los buldog a reprimir a los animales inconformes y últimamente les ha dado con venir a golpearnos. Los coyotes, que ni siquiera nacieron en la Granja, son quienes se llevan la mejor parte.

GUAJONOTICIAS:

Los manifestantes amenazaron con bloquear la salida de la Granja si no se les ofrece una solución. Enseguida detalles del festejo del presidente Guajalderón por sus tres años de gobierno. Y cuando regresemos, todo el guajodeporte con el Perro Bermúdez.

GUAJALUPITA:

Ay, don Pavón, me da miedo ver cómo están las cosas afuera de nuestro gallinero. Ojalá puedan darles todo lo que demandan esos manifestantes.

DON PAVÓN:

No te confundas con lo que dice el Guajonoticiero, Lupita. De ahí hay que sacar nuestras propias conclusiones. Ya ves la sorpresiva toma de la guajoelectricidad. Ni cuenta nos dimos cuando ya había 40 mil guajolotes en la calle, de la noche a la mañana. La gente no tiene el empleo que le prometieron.

GUAJALUPITA:

Y estamos desesperados, don Pavón. Todo funciona mal en la Granja. Y espérese a que llegue el 24 de diciembre… con ese asunto de la cena…

DON PAVÓN

Bueno, bueno, es un panorama difícil pero debemos ser optimistas, por nosotros mismos, hija. Debemos ser pacientes y observar nuestra vida, que es en lo que se resuelve todo. Hay que escuchar los noticieros pero no vivir la realidad que ellos te proponen y tomar las noticias con reserva.

GUAJALUPITA:

Bueno, don Pavón, me tengo que ir, gusto de verlo.

DON PAVÓN:

El gusto es mío, Lupita, salúdame a tus vecinas.


Continuará…

Nuestro Cortázar


El día de hoy recordemos a un hombre que por su posición en el arte no obtiene todas las luces en el escenario: el compositor Ernesto Cortázar, quien junto a Manuel Esperón hicieron piezas muy importantes de la música mexicana.

Ernesto Cortázar nació el 10 de diciembre de 1897 en Tampico, Tamaulipas. Desde muy joven fue músico y perteneció a diversas organizaciones musicales. Una vez independizado, se dedicó junto a Esperón a la composición de música para el demandante cine nacional y una floreciente industria discográfica. Entre ellas Cuando tú me quieras, La Paloma, Ay, Jalisco no te rajes...

Al igual que otros compositores de la época, como Luis Arcaraz y Álvaro Carrillo, un lamentable accidente automovilístico el 30 de noviembre de 1953 corta de tajo su vida a los 56 años de edad.



martes, 8 de diciembre de 2009

Las puertas


Avasallado por el impacto de la muerte de John Lennon, el cumpleaños de Jim Morrison, espíritu del grupo The Doors, pasa casi desapercibido los ocho de diciembre. Sin embargo, el Rey Lagarto se ganó un sitial en la historia del la música rock, con méritos propios e inobjetables.

Su formación intelectual, que incluía lecturas de Nietszche, Moliere, Balzac, Bretón, Baudeleire, Rimabud, Hesse, Allan Poe y William Blake, de quien tomó la idea de llamar Puertas a su grupo: (“Hay cosas conocidas y desconocidas, entre ellas siempre hay puertas”: Blake), dio a las letras de Jim Morrison una agudeza que afectó muchos intereses de las autoridades y el status quo.

Nacido el 8 de diciembre de 1943 en Melburne, Florida, Jim Morrison tuvo una vida veloz que castigó con inteligencia la hipocrecía de los adultos en primer lugar; con una vida turbulenta como su propia época, transitó por el mundo de las drogas que apenas a los 27 años lo pusieron a dormir para siempre jamás. La misma edad, por cierto, a la que poco tiempo antes habían dormido en su propia hoguera Jimi Hendrix y Janis Joplin.

El Ray Lagarto cumpliría 66 años y sería un anciano hermoso y pacheco.