lunes, 30 de agosto de 2010

Bienvenido


La Habana, 1922. En una guagua de transporte colectivo vemos a un niño mulato cantar para obtener algunas monedas; tiene buena voz. Se trata de un huerfanito del barrio de Jesús María, de nombre Rosendo Bienvenido Granda. A los doce años ya se decía cantante profesional.

Cuando Bienvenido Granda tiene un conflicto con la Sonora Matancera, en 1954, ya era figura internacional. No es que el director Rogelio Martínez estuviera prefiriendo a otros cantantes, sino que un empresario de Barranquilla lo convenció de viajar a Colombia por mil quinientos dólares a la semana.

De no haber muerto Bienvenido Granda el 9 de julio de 1983 en la ciudad de México, aquejado por una infección gastrointestinal, cumpliría 95 años el día de hoy y seguramente seguiría cantando aquella tonada clásica de: “Luna, ruégale que vuelva, y dile que la quiero, que sólo la espero, a la orilla del mar...”



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