lunes, 4 de enero de 2010

De guerreros y sombras


En 1886 muere de viejo un hombre que se jugó la vida en incontables batallas, con los adversarios más diversos que llegaron por mar, que nacieron aquí o allá, que ya estaban antes de que llegara nadie: Ignacio Pesqueira.

Pesqueira fue diputado y gobernador por dieciocho años en su estado natal, Sonora. Combatió en momentos diferentes a los conservadores, a los invasores franceses, a los imperialistas de Maximiliano, a los filibusteros que buscaban crear una república autónoma en su tierra y a los yaquis, que defendieron su tierra hasta casi la extinción.

Extraño destino a este tipo de guerreros que no dejaron su sangre, ni un brazo o una pierna en el campo de batalla, sino que, al vivir luego de tantas batallas, salieron victoriosos. Extraño que, como Nicolás Bravo, otro héroe de mil batallas, apenas se les mencione o, como Pesqueira, apenas se les conozca. Indica que los héroes destinados a ser héroes habrán de dejar el pellejo sobre el tapete de sus guerras, que los héroes vivos no impresionan a nadie; que al vivir, simplemente, dejan de ser héroes.

Este día Pesqueira muere de viejo en su hacienda de Bacanuchi, Sonora.



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