viernes, 15 de enero de 2010

De chile y de manteca


Nunca mejor dicha esta expresión para referirse a un gremio multicolor y ciertamente dispar como el de los compositores mexicanos, que hoy celebran. Los tenemos de todos los olores y sabores, desde los melancólicos irredentos, pasando por los cursis, los alegres, los entequilados, rancheros, citadinos, pediátricos hasta los solemnes.

El Siglo XX es, sin duda, el siglo de los compositores mexicanos, los hubo en grandes cantidades y calidades. ¿Que cuál es el compositor más importante de México? Aquí hay tantas versiones como compositores o, al menos, géneros musicales. Por un lado están los boleristas: Lara, Arcaraz, Curiel, el clan de los Domínguez; por otro lado, los rancheros: José Alfredo, Cervantes, Esperón, Cuco Sánchez, Federico Méndez; los baladescos, Manzanero y Juanga entre lo muy destacado. Los cultos Chávez, Revueltas y Moncayo; el infantil Cri Cri; los satíricos Chava Flores, Tin Tan, Piporro. En fin, en México por compositores no paramos, si se trata de elegir nos somete a un delicado y extenso problema de preselección.

Como en gustos se rompen géneros, cada quien tiene su corazoncito y, aunque me revele como cursi irredento, debo reconocer que mi compositor favorito es el inefable (o mejor: infalible) Flaco de Oro.


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